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Impacto de parques eólicos y solares en el uso del terreno

1. Ocupación de superficie por MW instalado

Un factor crítico es cuánta tierra se requiere para cada megavatio (MW) de capacidad instalada:
  1. Parques eólicos: Los aerogeneradores necesitan estar espaciados para optimizar la captura del viento, por lo que un parque eólico típico instala alrededor de 5–8 MW por km² de terreno​. En otras palabras, cada MW eólico “ocupa” aproximadamente 7–20 hectáreas de terreno dentro del polígono del parque​ Sin embargo, la huella física directa es mucho menor: la base de la turbina, cimientos y caminos permanentes representan en promedio solo 0.3-0.6 hectáreas por MW, es decir, >95% del área de un parque eólico no tiene estructuras y permanece disponible para otros usos.
  2. Parques solares: Las plantas fotovoltaicas utilitan más superficie por MW, ya que los paneles cubren el suelo. Estudios del NREL muestran que, de media, se requieren unos 3 hectáreas/MW en instalaciones solares a gran escala​. Esto equivale a una densidad de ~30 MW por km². En la práctica se suelen citar valores de 2–4 hectáreas por MW según la tecnología y configuración de los paneles​. Así, por cada MW instalado, un huerto solar suele necesitar on average hasta 10 veces más terreno exclusivo que un parque eólico​.
En resumen, la eólica terrestre es mucho más “compacta” en uso efectivo de suelo por MW que la solar. Un aerogenerador de 2–3 MW puede erigirse en medio de tierras de cultivo ocupando solo unos pocos cientos de m² de base, mientras que 2–3 MW solares cubrirían varias hectáreas de terreno con paneles.

2.Rentabilidad económica por hectárea

Desde la perspectiva del propietario, es importante comparar la renta o ingresos que genera cada tecnología por unidad de superficie:

  1. Ingresos con eólica: Por lo general, los desarrolladores eólicos pagan al propietario por la potencia instalada en su terreno. En España, por ejemplo, la renta media abonada fue de unos 3.334 € al año por MW instalado (dato de 2018)​, con variaciones desde aproximadamente 1.250 - 7.500 € por MW/año según la zona y el acuerdo​ Si un aerogenerador típico es de 2–3 MW, esto supondría del orden de 6.000–10.000 € anuales por turbina para el dueño de la finca. Dado que cada turbina solo inutiliza una fracción de hectárea de cultivo, la rentabilidad por hectárea efectivamente ocupada es muy alta (en la práctica, el agricultor sigue cultivando casi todo el terreno y además percibe el alquiler). Un informe del USDA destaca que los rancheros pueden seguir con la producción agropecuaria cerca de las turbinas y a la vez obtener ingresos extra por los arrendamientos​.
  2. Ingresos con solar: En fotovoltaica las rentas suelen pagarse por superficie arrendada. En España, el precio medio ha subido en las últimas décadas desde ~800–900 €/ha/año hasta alrededor de 1.500–1.600 € anuales por hectárea en 2023​. Un parque solar de 50 MW que ocupe ~150 hectáreas podría generar al propietario unos 225.000 € al año en alquileres (3.000 - 6.000 €/MW). Esto típicamente supera con creces el valor agrícola de tierras de secano marginal, por lo que resulta atractivo para dueños de terrenos poco productivos. No obstante, a diferencia de la eólica, esa hectárea queda ocupada exclusivamente por la planta solar, salvo casos de agrovoltaica que veremos más adelante.

En síntesis, la eólica suele proporcionar mayor ingreso por hectárea útil porque permite un doble uso: el terreno sigue produciendo cosechas o pasto y además genera un alquiler por la turbina. La solar ofrece una renta fija por ceder el terreno, que aunque es alta comparada con ciertos cultivos, implica sacrificar el uso agrícola tradicional de esa superficie, al menos en los parques solares convencionales.

3. Compatibilidad con la agricultura

Un punto clave es si pueden seguir usando la tierra para agricultura o ganadería tras instalar energía renovable:
  1. Parques eólicos y uso agropecuario: La ventaja de la eólica terrestre es que ocupa poco espacio en el suelo, por lo que es altamente compatible con actividades agropecuarias existentes. Después de la construcción, más del 95% del terreno de un parque eólico permanece disponible – por ejemplo, para sembrar cultivos o que paste el ganado alrededor de las torres​. En la práctica vemos turbinas instaladas en campos de trigo, maíz, parques ganaderos, etc., sin impedir la cosecha ni el pastoreo. El ganado suele habituarse a los aerogeneradores y los tractores pueden maniobrar cerca de ellos con normalidad. Esta co-ubicación permite al propietario mantener su actividad agrícola y a la vez obtener los ingresos de la energía eólica, diversificando la productividad de sus tierras.
  2. Parques solares convencionales: Las granjas solares tradicionales sí convierten por completo el uso del suelo – un campo cultivable pasa a estar cubierto por hileras de paneles, usualmente vallado, lo que excluye la siembra de la mayoría de cultivos o la cría de animales de gran tamaño. Un estudio reportó cambios de uso de suelo agrícola en un 22% de los sitios solares tras su instalación, a menudo de cultivo a barbecho bajo paneles o a suelo abandonado​. No obstante, algunas plantas solares integran ganadería extensiva de bajo impacto, típicamente pastoreo de ovejas entre los paneles para controlar la vegetación. Este método aprovecha que las ovejas pueden pastar la hierba bajo y entre estructuras sin dañarlas, brindando un modesto uso agropecuario y reduciendo costes de desbroce. Aun así, la producción agrícola tradicional en un parque solar estándar es inviable por la falta de sol directo y el espacio ocupado.
  3. Agricultura + solar (agro-fotovoltaica): Está emergiendo el concepto de agrovoltaica o agro-fotovoltaica, que busca compatibilizar plenamente la generación solar con cultivos o ganadería en la misma parcela. Las configuraciones varían: desde instalar paneles elevados a 5 metros sobre el suelo (dejando altura para tractores)​, hasta paneles en estructuras móviles o en invernaderos. La idea es que los paneles den sombra parcial a los cultivos en las horas más intensas de sol, reduciendo el estrés hídrico, y a su vez los cultivos ocupan los espacios entre paneles. Estudios piloto indican beneficios: en climas cálidos, cierta sombra puede aumentar rendimiento de algunos cultivos y ahorrar agua (menor evaporación)​. Por ejemplo, en Japón y Alemania se han visto mejoras en la producción de patata, lechuga y otros bajo módulos fotovoltaicos semi-elevados. En términos globales, combinar ambos usos logra una eficiencia mayor del terreno: se estima que la productividad total de la tierra puede alcanzar ~186% de la original​, ejemplo: ~80–% de la cosecha más ~80% de la generación solar, comparado con usar el terreno por separado. Esto supone un 86% más de aprovechamiento de la tierra​. La agrovoltaica aún está en fase temprana, pero apunta a que los parques solares del futuro podrían coexistir con cultivos y ganado de forma sinérgica, reduciendo el conflicto entre energías renovables y agricultura.
Land cover change was more common after solar farm development than after wind turbine development.

4.Limitaciones ambientales, ecológicas y visuales de cada tecnología

Tanto la eólica como la solar son energías limpias, pero no están exentas de impactos ambientales y restricciones en su emplazamiento. Los principales factores a considerar son:

  • Impacto en la fauna:
  1. Los aerogeneradores pueden afectar a aves y murciélagos. Las colisiones contra las aspas en movimiento, que en la punta pueden alcanzar ~300 km/h, provocan mortalidad de especies voladoras​. Por ello se desaconseja ubicar parques eólicos en rutas migratorias o zonas de alta sensibilidad ornítica; un estudio estimó en EE. UU. unas 140.000–328.000 muertes de aves al año por colisiones eólicas, concentradas en corredores migratorios importantes​. También se han documentado casos de barotrauma en murciélagos daño pulmonar por cambios bruscos de presión cerca de las palas.
  2. Los parques solares, por su parte, tienen menos impacto en fauna aérea, no hay partes móviles que golpeen animales, pero sí pueden producir pérdida de hábitat terrestre al despejar grandes extensiones de terreno. Es importante evitar instalar huertos solares en zonas ecológicamente sensibles, humedales, hábitats de especies protegidas y, en todo caso, gestionar el sitio fomentando vegetación rústica bajo los paneles para refugio de polinizadores y fauna menor.

  • Paisaje y estética rural:
  1. Los parques eólicos constan de turbinas altas (80–150 m de altura total), a menudo ubicadas en lomas despejadas, por lo que son elementos muy visibles en el paisaje. Se han reportado efectos de “contaminación visual” que pueden afectar el turismo rural y generar oposición local​. Un informe sugiere mantener alrededor de 6 km de distancia de núcleos poblados o miradores naturales para minimizar la intrusión visual de aerogeneradores grandes​.
  2. En cambio, los parques solares son de perfil bajo (estructuras de 2–3 m de alto) y suelen pasar más desapercibidos a larga distancia. Su impacto visual se percibe más a corta distancia: presentan un “mar” de paneles oscuros que altera la estética de terrenos antes agrícolas o naturales. También existe la preocupación por posibles destellos o reflejos del sol en las placas (glare), que podrían deslumbrar a conductores o pilotos. Sin embargo, los paneles modernos están diseñados para absorber la mayor parte de la luz (albedo bajo) y estudios han encontrado que el deslumbramiento solar fotovoltaico es mínimo comparado con superficies reflectantes convencionales​. Aun así, en proyectos cercanos a aeropuertos o carreteras se exige por normativa un estudio de deslumbramiento para garantizar la seguridad.

  • Ruido y efectos sobre vecinos:
  1. En funcionamiento normal, las turbinas eólicas generan ruido aerodinámico por el movimiento de las palas en el aire y algo de ruido mecánico en la góndola. Aunque los niveles son moderados (≈ 45 dB(A) a 100 metros, comparable a una conversación tranquila​, este zumbido puede molestar si hay viviendas muy próximas, especialmente en noches silenciosas. Por ello, muchos países establecen distancias mínimas (p. ej., 500 m a 1 km) de las viviendas para que el ruido y las sombras intermitentes (efecto estroboscópico del sol pasando por las aspas) no afecten a las personas.
  2. En cambio, los parques solares no emiten ruido significativo durante su operación (solo ligeros zumbidos de inversores/transformadores), por lo que pueden situarse más cerca de zonas habitadas sin molestias sonoras; su limitación con entornos urbanos viene más dada por la disponibilidad de grandes superficies y cuestiones estéticas que por ruido.

  • Uso del suelo y regulaciones ambientales: Dado que ambas tecnologías implican ocupar parcelas extensas, la selección del sitio es crítica. Se deben evitar tierras de alto valor ecológico, cultural o productivo. Por ejemplo, en muchos lugares está restringido instalar renovables en parques naturales, áreas protegidas o suelos de especial interés agrícola.
  1. Los parques eólicos suelen ubicarse en cerros, estepas o llanuras ventosas que a veces coinciden con ecosistemas frágiles; un despliegue masivo sin planificación podría fragmentar hábitats y convertir paisajes prístinos en “polígonos energéticos”​
  2. Los parques solares, por su parte, con frecuencia se proponen en terrenos llanos y asoleados como valles agrícolas o semidesiertos. En zonas agrícolas fértiles ha surgido preocupación por la pérdida de suelo cultivable si se cubre con paneles​, aunque estudios señalan que a escala regional el porcentaje de tierra dedicado a solar raramente supera el 1%​.

En cualquier caso, los promotores deben realizar Estudios de Impacto Ambiental. Estos evalúan, entre otros, la afectación a suelo, agua, flora y fauna, proponiendo medidas de mitigación: por ejemplo, apagado temporal de turbinas en épocas de migración, corredores ecológicos sin obstáculos entre paneles solares, restauración de vegetación autóctona en torno a las instalaciones, etc. Gracias a tales medidas, y a una planificación cuidadosa, los impactos residuales pueden minimizarse, haciendo compatibles las energías renovables con la conservación ambiental y el paisaje local.

5. Efectos microclimáticos positivos de los parques eólicos

Curiosamente, las grandes turbinas eólicas pueden influir ligeramente en el microclima del entorno inmediato, y algunos efectos pueden considerarse beneficiosos a escala local:
  • Mezcla de aire y temperaturas más uniformes: Los rotores en movimiento generan turbulencia que mezcla las masas de aire verticalmente. Por la noche, normalmente el aire cercano al suelo se enfría mucho más que el aire a mayor altura; pero en parques eólicos se ha observado que las turbinas atraen aire más cálido desde niveles superiores hacia el suelo, elevando la temperatura mínima nocturna​.
  • Estudios satelitales en Texas detectaron un aumento de hasta ~0,7°C en las temperaturas nocturnas locales en zonas con cientos de aerogeneradores, comparadas con áreas sin ellos​. Este efecto inversamente también tiende a enfriar ligeramente el aire superficial durante el día al disipar el calor y favorecer corrientes ascendentes. En suma, las turbinas reducen los extremos térmicos: noches menos frías y días un poco menos calurosos en su inmediación.
  • Reducción de heladas y sobrecalentamiento del suelo: La atenuación del enfriamiento nocturno puede ser positiva para los cultivos, pues disminuye el riesgo de heladas. Es el mismo principio que emplean los viticultores con los molinos antiheladas: usar hélices o torres de viento para mezclar el aire frío de la superficie con aire más templado de arriba, subiendo la temperatura entre los viñedos y evitando que se hiele la vid. De forma similar, un parque eólico en un campo agrícola puede mitigar heladas radiativas fuertes. Por el día, al evitar estancamientos de aire caliente, también podría reducir el sobrecalentamiento del suelo y del follaje en horas punta de sol, protegiendo ligeramente frente a golpes de calor. Además, la turbulencia puede incrementar la dispersión de dióxido de carbono y humedad en el aire cerca del cultivo, potencialmente beneficiando la fotosíntesis y reduciendo enfermedades fúngicas asociadas a aire estancado – aunque estos efectos están todavía bajo investigación​
En general, el efecto climático de los parques eólicos es local y moderado. No representan ningún problema de calentamiento global, no “cambian el clima” a gran escala, más allá de su contribución positiva al evitar emisiones fósiles, pero sí pueden modificar el microclima en su zona inmediata. Este efecto de ventilador gigante suele percibirse como algo sutil y, en contextos agrícolas, mayoritariamente benigno o incluso útil: menos heladas, menos estrés térmico. Es otra faceta interesante a tener en cuenta al evaluar proyectos eólicos en el campo.

6.Conclusión

Tanto la eólica terrestre como la solar fotovoltaica ofrecen a los propietarios rurales oportunidades de rentabilizar sus tierras de forma sostenible, pero con implicaciones de uso de suelo muy distintas. Los parques eólicos permiten un aprovechamiento dual del terreno, energía + agricultura/ganadería, con mínima ocupación física y un impacto visual notable, mientras que los parques solares requieren extensas superficies exclusivas y pueden suponer la transformación del uso agrícola, a menos que se adopten esquemas agrovoltaicos innovadores. En términos económicos, ambas alternativas pueden generar ingresos estables al propietario (del orden de miles de euros por MW o por hectárea al año), a menudo superiores a cultivos tradicionales de bajo rendimiento.

Desde el punto de vista ambiental, la correcta planificación es esencial: la energía eólica debe implementarse evitando daños a la avifauna y minimizando molestias por ruido o paisaje, y la solar procurando no competir con la mejor tierra cultivable ni fragmentar ecosistemas sensibles. Con evaluaciones de impacto rigurosas y medidas mitigadoras (por ejemplo, protección de fauna, integración paisajística, fomento de biodiversidad bajo las instalaciones), se ha demostrado que es posible integrar ambos tipos de energías renovables en entornos rurales con impactos asumibles.

En última instancia, para el propietario de tierras, la decisión entre acoger aerogeneradores o paneles solares dependerá de las características de su finca, orografía, recurso solar o eólico, valor agrícola, las condiciones ofrecidas y su propia visión de uso del predio. Afortunadamente, no son opciones excluyentes: en muchos casos coexisten parques eólicos y solares en la misma comarca, cada uno optimizando ciertos terrenos, y la agricultura convive con ambos. Informarse con datos objetivos como los aquí presentados – sobre superficie requerida, rentas típicas, compatibilidad agraria, restricciones y efectos locales – ayudará a los dueños de tierra a tomar la mejor decisión para aprovechar el auge de las energías renovables en beneficio de su patrimonio y de la sostenibilidad colectiva.

Los expertos de Terra Eólica están disponibles para asesorarle y ayudarle a realizar la mejor elección sobre la tecnología, tamaño y ubicación óptima de aerogeneradores o paneles solares en su terreno, garantizando así un uso eficiente y rentable de su propiedad.