Introducción
¿Puede la energía eólica convivir con la biodiversidad? En España, país líder en generación eólica en Europa, esta pregunta es cada vez más urgente. Con más de 31.000 MW instalados y una expansión acelerada prevista para los próximos años, los aerogeneradores se han convertido en parte del paisaje rural… y también del debate ambiental.
Las aves y los murciélagos, especies clave para los ecosistemas, se enfrentan a un nuevo reto: las colisiones con turbinas eólicas. Aunque no son la principal causa de mortalidad, los estudios muestran que ciertos parques mal ubicados pueden representar una amenaza significativa para especies vulnerables, especialmente rapaces y murciélagos migratorios.
La buena noticia es que la tecnología, la ciencia y la planificación responsable permiten evitar estos impactos. Y ahí entra en juego Terra Eolica, una innovadora plataforma que combina datos geográficos, sensibilidad ecológica y tecnología de escaneo avanzada (como el LiDAR móvil) para planificar proyectos eólicos compatibles con la conservación de la biodiversidad.
Este artículo resume los principales riesgos de la energía eólica para la fauna voladora, las soluciones tecnológicas disponibles, la normativa en España y cómo plataformas como Terra Eolica pueden ayudar a garantizar que el viento no solo genere energía… sino también respeto por la vida.
Las aves y los murciélagos, especies clave para los ecosistemas, se enfrentan a un nuevo reto: las colisiones con turbinas eólicas. Aunque no son la principal causa de mortalidad, los estudios muestran que ciertos parques mal ubicados pueden representar una amenaza significativa para especies vulnerables, especialmente rapaces y murciélagos migratorios.
La buena noticia es que la tecnología, la ciencia y la planificación responsable permiten evitar estos impactos. Y ahí entra en juego Terra Eolica, una innovadora plataforma que combina datos geográficos, sensibilidad ecológica y tecnología de escaneo avanzada (como el LiDAR móvil) para planificar proyectos eólicos compatibles con la conservación de la biodiversidad.
Este artículo resume los principales riesgos de la energía eólica para la fauna voladora, las soluciones tecnológicas disponibles, la normativa en España y cómo plataformas como Terra Eolica pueden ayudar a garantizar que el viento no solo genere energía… sino también respeto por la vida.
Impacto de la energía eólica en aves y murciélagos
Los aerogeneradores afectan principalmente a aves y murciélagos por colisiones con las aspas. Las aves planeadoras como buitres y águilas son especialmente vulnerables, al igual que aves migratorias que cruzan la península en masa. En ciertos parques mal ubicados, se han registrado decenas de muertes por turbina al año.
Los murciélagos sufren incluso más. Son atraídos por las torres y aspas, posiblemente por confusión o búsqueda de alimento, y mueren tanto por choques como por barotrauma (cambios de presión letales cerca de las aspas). Algunos estudios estiman decenas de miles de murciélagos muertos anualmente solo en una provincia. Debido a su baja tasa reproductiva, estas pérdidas pueden ser críticas para algunas poblaciones.
Sin embargo, el problema no es la energía eólica en sí, sino dónde y cómo se instalan las turbinas. La mayoría de colisiones ocurre en zonas mal seleccionadas: corredores migratorios, cercanías de colonias o zonas elevadas que las aves utilizan para planear.
La ubicación de los aerogeneradores es el factor crítico: parques situados en o cerca de áreas muy usadas por las aves (zonas de alimentación, dormideros, rutas migratorias) tienden a causar mucha más mortalidad Igualmente, emplazamientos en relieves accidentados (crestas, cañones, collados) pueden generar “embudos” de vuelo donde las aves quedan expuestas a los molinos. Por el contrario, turbinas instaladas lejos de corredores biológicos importantes o en áreas de baja densidad de aves suelen ocasionar pocos incidentes.
En comparación con otros peligros para las aves, la energía eólica no es la causa número uno de mortandad, pero sí una de las importantes a considerar. Según el Libro Rojo de las Aves de España (2021) de SEO/BirdLife, las colisiones con aerogeneradores se sitúan como octava causa de amenaza para las aves, por detrás de problemas mayores como la destrucción de hábitats, la contaminación, la agricultura intensiva, la caza furtiva, etc. Aun así, organizaciones conservacionistas han alertado de que, dada la rápida proliferación de turbinas, el número absoluto de aves muertas podría ser muy elevado. SEO/BirdLife ha llegado a estimar que “millones de aves mueren cada año por choques con aerogeneradores y tendidos eléctricos” en España, aunque estas cifras han sido puestas en duda por el sector eólico por carecer de una metodología transparente. Las asociaciones de energía eólica señalan, con razón, que si realmente fueran millones, muchas especies se habrían ya extinguido localmente, algo que no ha ocurrido. La realidad probablemente esté en un punto intermedio: las muertes anuales de aves por parques eólicos españoles se cuentan en decenas de millares, quizás un par de cientos de miles en el peor caso, dependiendo de cuántos parques se consideren y extrapolando a partir de las tasas observadas y los sesgos de detección. Lo que sí está claro es que cada proyecto mal ubicado puede causar estragos en especies concretas (por ejemplo, una colonia de buitres cercana), por lo que el impacto no debe minimizarse. La prioridad es identificar esos casos de alto riesgo y gestionarlos adecuadamente.
La clave está en prevenir antes de construir, y eso requiere datos precisos sobre la fauna y herramientas que permitan tomar decisiones bien fundamentadas.
Los murciélagos sufren incluso más. Son atraídos por las torres y aspas, posiblemente por confusión o búsqueda de alimento, y mueren tanto por choques como por barotrauma (cambios de presión letales cerca de las aspas). Algunos estudios estiman decenas de miles de murciélagos muertos anualmente solo en una provincia. Debido a su baja tasa reproductiva, estas pérdidas pueden ser críticas para algunas poblaciones.
Sin embargo, el problema no es la energía eólica en sí, sino dónde y cómo se instalan las turbinas. La mayoría de colisiones ocurre en zonas mal seleccionadas: corredores migratorios, cercanías de colonias o zonas elevadas que las aves utilizan para planear.
La ubicación de los aerogeneradores es el factor crítico: parques situados en o cerca de áreas muy usadas por las aves (zonas de alimentación, dormideros, rutas migratorias) tienden a causar mucha más mortalidad Igualmente, emplazamientos en relieves accidentados (crestas, cañones, collados) pueden generar “embudos” de vuelo donde las aves quedan expuestas a los molinos. Por el contrario, turbinas instaladas lejos de corredores biológicos importantes o en áreas de baja densidad de aves suelen ocasionar pocos incidentes.
En comparación con otros peligros para las aves, la energía eólica no es la causa número uno de mortandad, pero sí una de las importantes a considerar. Según el Libro Rojo de las Aves de España (2021) de SEO/BirdLife, las colisiones con aerogeneradores se sitúan como octava causa de amenaza para las aves, por detrás de problemas mayores como la destrucción de hábitats, la contaminación, la agricultura intensiva, la caza furtiva, etc. Aun así, organizaciones conservacionistas han alertado de que, dada la rápida proliferación de turbinas, el número absoluto de aves muertas podría ser muy elevado. SEO/BirdLife ha llegado a estimar que “millones de aves mueren cada año por choques con aerogeneradores y tendidos eléctricos” en España, aunque estas cifras han sido puestas en duda por el sector eólico por carecer de una metodología transparente. Las asociaciones de energía eólica señalan, con razón, que si realmente fueran millones, muchas especies se habrían ya extinguido localmente, algo que no ha ocurrido. La realidad probablemente esté en un punto intermedio: las muertes anuales de aves por parques eólicos españoles se cuentan en decenas de millares, quizás un par de cientos de miles en el peor caso, dependiendo de cuántos parques se consideren y extrapolando a partir de las tasas observadas y los sesgos de detección. Lo que sí está claro es que cada proyecto mal ubicado puede causar estragos en especies concretas (por ejemplo, una colonia de buitres cercana), por lo que el impacto no debe minimizarse. La prioridad es identificar esos casos de alto riesgo y gestionarlos adecuadamente.
La clave está en prevenir antes de construir, y eso requiere datos precisos sobre la fauna y herramientas que permitan tomar decisiones bien fundamentadas.
Importancia de la ubicación: regulaciones y restricciones
La primera línea de defensa para minimizar el impacto de los parques eólicos en la biodiversidad es decidir dónde (y dónde NO) instalarlos. La ubicación es crítica: como se mencionó, un parque en medio de una ruta migratoria o junto a una colonia de aves será problemático, mientras que otro emplazado lejos de áreas sensibles tendrá un efecto mucho menor. Por ello, en España existe un marco normativo y de planificación para restringir emplazamientos inadecuados y obligar a evaluar los posibles impactos antes de otorgar permisos.
La legislación española (y europea) exige Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) para proyectos eólicos de cierta envergadura. En la EIA se deben estudiar los efectos sobre flora y fauna, incluyendo aves y murciélagos, y proponer medidas mitigadoras. Además, España cuenta con una red extensa de áreas protegidas (parques nacionales, naturales, reservas) y zonas designadas específicamente para proteger aves, las ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves, parte de la red Natura 2000 de la UE). Instalar aerogeneradores dentro de un parque nacional o una ZEPA es normalmente inadmisible, y las EIA suelen descartar proyectos que afecten directamente a estas zonas. Asimismo, muchas Comunidades Autónomas han desarrollado mapas de sensibilidad o directrices territoriales identificando áreas de exclusión para parques eólicos por motivos ambientales. Por ejemplo, pueden vetarse proyectos en ciertos cordales montañosos conocidos por concentrar migración de rapaces, o en proximidad a cuevas con colonias importantes de murciélagos.
Ahora bien, fuera de las zonas estrictamente protegidas, no todo el territorio está libre de valor ecológico. Es posible que un área con buen recurso eólico (viento) sea también un pasillo de migración no catalogado, o un entorno donde cazan aves amenazadas. Por eso las EIA incluyen estudios de campo previos: típicamente se realizan prospectos ornitológicos de un año (registrando aves que pasan por el sitio en distintas estaciones) y muestreos de murciélagos con detectores de ultrasonidos para saber qué especies usan el área y en qué cantidad. Si estos estudios detectan un riesgo alto, la administración ambiental puede denegar el permiso o exigir modificaciones (por ejemplo, reubicar algunos aerogeneradores lejos de un núcleo de actividad de aves).
Con el crecimiento de la energía eólica, el Gobierno de España ha visto necesario reforzar las exigencias de protección de fauna. En 2023, el Ministerio para la Transición Ecológica anunció un nuevo decreto de medidas de protección de la avifauna, que introduce requisitos obligatorios para todos los parques eólicos de nueva construcción. Entre las medidas clave de esta normativa (en preparación en 2024) se incluyen:
Estas disposiciones legales van alineadas con prácticas ya vigentes en otros países europeos (por ejemplo, Alemania lleva años exigiendo el paro nocturno con vientos bajos en todos los aerogeneradores nuevos. Su implementación en España sería un gran paso para estandarizar la consideración de la biodiversidad en la operación eólica.
Además de leyes y zonas protegidas, existe un componente de responsabilidad corporativa y social. Las empresas eólicas más avanzadas han empezado a colaborar voluntariamente con científicos y ONG para planificar proyectos más seguros. Por ejemplo, antes de presentar un proyecto, algunas promotoras consultan bases de datos de avistamientos de aves (eBird, datos de SEO/BirdLife) o contactan con grupos locales para identificar posibles conflictos. También, una vez en operación, muchos parques eólicos establecen planes de vigilancia ambiental: se monitorizan las colisiones reales durante los primeros años y, si se detecta más mortalidad de la prevista, se activan medidas correctoras (como parar las turbinas conflictivas en ciertos horarios). Sin embargo, estas medidas a veces se aplican solo cuando se trata de especies estrictamente protegidas o por exigencia expresa en la autorización. Expertos señalan que sería deseable extender las buenas prácticas a todas las especies, incluso las comunes
La legislación española (y europea) exige Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) para proyectos eólicos de cierta envergadura. En la EIA se deben estudiar los efectos sobre flora y fauna, incluyendo aves y murciélagos, y proponer medidas mitigadoras. Además, España cuenta con una red extensa de áreas protegidas (parques nacionales, naturales, reservas) y zonas designadas específicamente para proteger aves, las ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves, parte de la red Natura 2000 de la UE). Instalar aerogeneradores dentro de un parque nacional o una ZEPA es normalmente inadmisible, y las EIA suelen descartar proyectos que afecten directamente a estas zonas. Asimismo, muchas Comunidades Autónomas han desarrollado mapas de sensibilidad o directrices territoriales identificando áreas de exclusión para parques eólicos por motivos ambientales. Por ejemplo, pueden vetarse proyectos en ciertos cordales montañosos conocidos por concentrar migración de rapaces, o en proximidad a cuevas con colonias importantes de murciélagos.
Ahora bien, fuera de las zonas estrictamente protegidas, no todo el territorio está libre de valor ecológico. Es posible que un área con buen recurso eólico (viento) sea también un pasillo de migración no catalogado, o un entorno donde cazan aves amenazadas. Por eso las EIA incluyen estudios de campo previos: típicamente se realizan prospectos ornitológicos de un año (registrando aves que pasan por el sitio en distintas estaciones) y muestreos de murciélagos con detectores de ultrasonidos para saber qué especies usan el área y en qué cantidad. Si estos estudios detectan un riesgo alto, la administración ambiental puede denegar el permiso o exigir modificaciones (por ejemplo, reubicar algunos aerogeneradores lejos de un núcleo de actividad de aves).
Con el crecimiento de la energía eólica, el Gobierno de España ha visto necesario reforzar las exigencias de protección de fauna. En 2023, el Ministerio para la Transición Ecológica anunció un nuevo decreto de medidas de protección de la avifauna, que introduce requisitos obligatorios para todos los parques eólicos de nueva construcción. Entre las medidas clave de esta normativa (en preparación en 2024) se incluyen:
- Sistemas de detección y parada automática por riesgo de colisión: los nuevos parques deberán integrar tecnología que, “frente a situaciones de riesgo de colisión de aves”, detenga las turbinas temporalmente. Esto implica que si un ave de gran tamaño (por ejemplo, un águila) se aproxima a la zona de peligro, el aerogenerador debe poder frenarse a tiempo. Más adelante detallaremos estos sistemas.
- Restricciones de velocidad de arranque para proteger murciélagos: en concreto, “no arrancar los molinos cuando el viento sea inferior a 6 m/s en las noches de los meses de julio a octubre” (cuando haya condiciones propicias para vuelo de quirópteros). Esto obligará a programar los parques para que permanezcan parados en noches tranquilas de verano-otoño, evitando así la franja de mayor mortalidad de murciélagos. Expertos de SECEMU estiman que esta simple medida podría reducir a la mitad la mortalidad de murciélagos en España, con una pérdida de producción eléctrica mínima (apenas ~1% anual, dado que con vientos bajos la generación es escasa).
Estas disposiciones legales van alineadas con prácticas ya vigentes en otros países europeos (por ejemplo, Alemania lleva años exigiendo el paro nocturno con vientos bajos en todos los aerogeneradores nuevos. Su implementación en España sería un gran paso para estandarizar la consideración de la biodiversidad en la operación eólica.
Además de leyes y zonas protegidas, existe un componente de responsabilidad corporativa y social. Las empresas eólicas más avanzadas han empezado a colaborar voluntariamente con científicos y ONG para planificar proyectos más seguros. Por ejemplo, antes de presentar un proyecto, algunas promotoras consultan bases de datos de avistamientos de aves (eBird, datos de SEO/BirdLife) o contactan con grupos locales para identificar posibles conflictos. También, una vez en operación, muchos parques eólicos establecen planes de vigilancia ambiental: se monitorizan las colisiones reales durante los primeros años y, si se detecta más mortalidad de la prevista, se activan medidas correctoras (como parar las turbinas conflictivas en ciertos horarios). Sin embargo, estas medidas a veces se aplican solo cuando se trata de especies estrictamente protegidas o por exigencia expresa en la autorización. Expertos señalan que sería deseable extender las buenas prácticas a todas las especies, incluso las comunes
Tecnologías modernas para mitigar el impacto en fauna
Aunque la correcta ubicación reduce riesgos, ningún parque eólico está completamente libre de impacto. Por eso, cada vez se invierte más en tecnologías que permiten mitigar daños en tiempo real y durante la operación.
Sistemas de detección y parada automática
Las soluciones más avanzadas detectan aves cerca del rotor y detienen las turbinas automáticamente. DTBird®, desarrollado en España, combina cámaras de vídeo y térmicas para vigilar el cielo 24/7. Si detecta un ave grande acercándose, activa sonidos disuasorios o detiene la turbina. En EE.UU., se ha logrado disuadir a más del 40% de las águilas que volaban directo a las aspas, y reducir su presencia en zonas de riesgo en un 30%.
IdentiFlight, desde EE.UU., funciona con cámaras estereoscópicas e IA que identifica especies y activa paradas selectivas. En Países Bajos, el uso de radares meteorológicos permite apagar turbinas en momentos de grandes migraciones nocturnas.
Aunque estas tecnologías no son perfectas, su eficacia general ronda el 65–75% de detección y pueden reducir notablemente la mortalidad de aves grandes. En muchos casos, su uso apenas implica una pérdida del 0,1% en producción eléctrica anual, pero salva decenas de ejemplares protegidos. Por eso, España prevé su uso obligatorio en nuevos parques.
IdentiFlight, desde EE.UU., funciona con cámaras estereoscópicas e IA que identifica especies y activa paradas selectivas. En Países Bajos, el uso de radares meteorológicos permite apagar turbinas en momentos de grandes migraciones nocturnas.
Aunque estas tecnologías no son perfectas, su eficacia general ronda el 65–75% de detección y pueden reducir notablemente la mortalidad de aves grandes. En muchos casos, su uso apenas implica una pérdida del 0,1% en producción eléctrica anual, pero salva decenas de ejemplares protegidos. Por eso, España prevé su uso obligatorio en nuevos parques.
Protección de murciélagos: curtailment y disuasión
En cuanto a murciélagos, la medida más eficaz es el curtailment: evitar operar las turbinas en condiciones de alto riesgo (poco viento, noches cálidas, julio-octubre). Muchos murciélagos vuelan en brisas suaves entre 2–5 m/s, por lo que al fijar un umbral de arranque superior (5,5–6,5 m/s), se evita su exposición. Esta medida reduce la mortalidad en 50–90%, con un impacto económico bajo (<3% de pérdida energética anual).
Además, existen emisores de ultrasonidos que crean una “zona incómoda” para los murciélagos. Aunque aún en fase de validación, muestran reducción de actividad en zonas tratadas. Como complemento, se recomienda minimizar luces artificiales en los aerogeneradores, ya que atraen insectos y, con ellos, a los murciélagos.
Algunos parques también utilizan micrófonos ultrasónicos instalados en lo alto de las torres para detectar presencia de murciélagos en tiempo real y ajustar el funcionamiento. Esto abre la puerta a paradas aún más específicas, e incluso diferenciadas por especie.
Además, existen emisores de ultrasonidos que crean una “zona incómoda” para los murciélagos. Aunque aún en fase de validación, muestran reducción de actividad en zonas tratadas. Como complemento, se recomienda minimizar luces artificiales en los aerogeneradores, ya que atraen insectos y, con ellos, a los murciélagos.
Algunos parques también utilizan micrófonos ultrasónicos instalados en lo alto de las torres para detectar presencia de murciélagos en tiempo real y ajustar el funcionamiento. Esto abre la puerta a paradas aún más específicas, e incluso diferenciadas por especie.
Diseño físico: turbinas más visibles y seguras
Además de tecnología activa, se aplican soluciones físicas simples pero eficaces. Un experimento en Noruega mostró que pintar una pala de negro permite que las aves detecten mejor el rotor, reduciendo colisiones en un 70%. Iberdrola ha replicado esta medida en parques de Navarra y Cádiz, junto con vinilos de ojos gigantes en las torres, lo que ha reducido la presencia de aves cerca del rotor en un 70%.
Otras ideas innovadoras incluyen el desarrollo de aerogeneradores sin palas, como el modelo español Vortex Bladeless, que elimina prácticamente cualquier riesgo de colisión. Aunque aún en fase experimental, apunta hacia turbinas más seguras por diseño.
También se aplican medidas de gestión territorial: evitar balsas, basureros o puntos de agua artificiales cerca de los parques para no atraer aves; aislar líneas eléctricas cercanas para evitar que las aves esquiven una turbina y mueran electrocutadas.
Otras ideas innovadoras incluyen el desarrollo de aerogeneradores sin palas, como el modelo español Vortex Bladeless, que elimina prácticamente cualquier riesgo de colisión. Aunque aún en fase experimental, apunta hacia turbinas más seguras por diseño.
También se aplican medidas de gestión territorial: evitar balsas, basureros o puntos de agua artificiales cerca de los parques para no atraer aves; aislar líneas eléctricas cercanas para evitar que las aves esquiven una turbina y mueran electrocutadas.
Monitoreo continuo y adaptación
Nada sustituye el seguimiento en campo. Muchos parques realizan búsquedas regulares de aves y murciélagos muertos, a menudo con perros adiestrados, y evalúan la eficacia de las medidas aplicadas. Si se detecta una mortalidad excesiva, se pueden ajustar los umbrales de viento o extender el periodo de curtailment.
La investigación científica sigue avanzando. Se estudia por qué ciertas especies no detectan las palas, cómo vuelan los murciélagos en las cercanías, o qué características físicas influyen en su comportamiento. Además, la inteligencia artificial empieza a usarse para predecir noches de alto riesgo, combinando meteorología, fenología y datos acústicos, permitiendo apagar turbinas antes de que ocurran las colisiones.
La investigación científica sigue avanzando. Se estudia por qué ciertas especies no detectan las palas, cómo vuelan los murciélagos en las cercanías, o qué características físicas influyen en su comportamiento. Además, la inteligencia artificial empieza a usarse para predecir noches de alto riesgo, combinando meteorología, fenología y datos acústicos, permitiendo apagar turbinas antes de que ocurran las colisiones.
Terra Eolica: planificación eólica responsable y protección de la fauna
rente al desafío de ubicar parques eólicos óptimos (buen viento, viabilidad técnica-económica) y a la vez minimizar riesgos ecológicos, surgen herramientas digitales que integran multitud de datos para facilitar la toma de decisiones informadas. Terra Eolica es una de esas herramientas: una plataforma en línea diseñada para acelerar el desarrollo de proyectos eólicos en sus primeras etapas, apoyándose en big data ambiental y técnicas avanzas de análisis GIS.
Según su propia descripción, Terra Eolica permite “identificar y evaluar ubicaciones óptimas” para parques eólicos reduciendo el tiempo necesario gracias a datos seleccionados y tecnologías de visualización. Básicamente, es un sistema de inteligencia geográfica que reúne en un solo portal la información relevante para emplazamientos eólicos: mapas de recurso de viento, redes eléctricas, uso del suelo, restricciones legales, etc. En lugar de que un desarrollador tenga que consultar múltiples fuentes dispersas, Terra Eolica consolida todo y aplica algoritmos para señalar las áreas más prometedoras bajo ciertos criterios.
Inicialmente, Terra Eolica se ha enfocado en aspectos técnicos-económicos (potencial eólico, cercanía a líneas eléctricas para conexión, relieve para accesos, etc.) y normativos básicos (por ejemplo, identificar si un punto cae dentro de una zona protegida oficial, lo cual descartaría esa ubicación). El siguiente paso lógico es integrar plenamente los datos de biodiversidad y rutas de aves/murciélagos en el análisis, y es aquí donde Terra Eolica puede jugar un papel pionero en la prevención de riesgos ambientales.
Imaginemos el proceso: un desarrollador entra en Terra Eolica para buscar áreas viables en, digamos, Castilla-La Mancha. El sistema le señala varias comarcas con buen viento y sin figuras de protección ambiental. Ahora bien, puede que alguna de esas comarcas esté en un corredor migratorio importante (aunque no sea un parque natural). Terra Eolica podría alertar de ese hecho si ha incorporado información ornitológica detallada. Este es precisamente uno de los enfoques en los que Terra Eolica puede ayudar a prevenir riesgos desde la fase de prospección, antes incluso de realizar una EIA formal:
Hamer Environmental y firmas similares son especialistas en estudios con radar y LiDAR para fauna. Un equipo portátil de radar/or LiDAR 3D se puede desplegar en un punto elevado de la zona de interés durante la migración de primavera y otoño. Estos equipos pueden detectar aves volando de noche, su altura, velocidad y dirección, generando datos valiosísimos sobre por dónde pasan la mayoría, a qué altitud cruzan, etc. Incluso, tecnologías en desarrollo combinan LiDAR de largo alcance con sensores acústicos para identificar especies de murciélagos en vuelo.
Integrando estos datos en Terra Eolica, la plataforma podría literalmente dibujar las “carreteras aéreas” de las aves migratorias sobre el mapa de viento. Así, zonas con buen viento que inicialmente parecían ideales podrían reevaluarse si resultan ser atravesadas regularmente por miles de aves. En cambio, otras zonas cercanas quizás ven muy poco tráfico aéreo y serían preferibles. Este enfoque proactivo va más allá de la simple restricción por áreas protegidas: usa ciencia de vanguardia para adelantarse a futuros conflictos.
Por ejemplo, Terra Eolica podría actualizar sus mapas tras una campaña de escaneo LiDAR en una comarca y marcar en color rojo los corredores detectados, en amarillo las zonas intermedias y en verde oscuro las áreas libres de paso. Un desarrollador usuario de Terra Eolica vería eso y podría decidir descartar los polígonos rojos desde el inicio, enfocando sus esfuerzos en los verdes donde habrá menos problemas en la EIA. Esto ahorra tiempo, dinero y previene proyectos controvertidos que puedan terminar rechazados.
Otra aplicación es en el tema murciélagos. Si Terra Eolica se alía con expertos batiólogos, podrían incorporarse datos como localización de grandes colonias de murciélagos o cuevas, o resultados de modelos de hábitat. Así, evitar situar parques cerca de cuevas importantes (reduciendo el riesgo de matar murciélagos residentes). Incluso se podrían hacer muestreos nocturnos con detectores en potenciales sitios e integrar la actividad de murciélagos registrada en la evaluación de ese sitio.
En esencia, Terra Eolica actuaría como un sistema de apoyo a decisiones con conciencia ecológica: no solo “Aquí hay viento y terreno disponible”, sino “Aquí hay viento y además bajo impacto ambiental proyectado”. Esto beneficiaría a todos los implicados:
No solo se trata de mapas. Terra Eolica también ofrece servicios de micrositing (diseño fino de la ubicación de cada aerogenerador). Ahí también puede incidir la variable ambiental: por ejemplo, dentro de un parque de 20 turbinas, quizás convenga desplazar 2 de ellas unos 500 m fuera de la trayectoria de vuelo de unos buitres entre dos cañones. Con los datos adecuados, el micrositing puede ajustarse para que las turbinas se coloquen en las “ventanas” entre rutas de aves.
En cuanto a la tecnología LiDAR móvil avanzada mencionada (tipo Hamer Environmental), conviene resaltar su valor innovador: a diferencia de un radar convencional, un LiDAR de largo alcance puede proporcionar trayectorias 3D muy precisas de aves y murciélagos en tiempo real. Imaginemos un futuro cercano en que Terra Eolica despliegue un camión con un LiDAR y un array acústico en un punto central de una zona candidata durante 3 meses. Al finalizar, se tendría un mapa de todas las trazas de vuelo detectadas, identificando si corresponden a aves (y hasta cierto punto qué tipo) o a murciélagos (vía sus ultrasonidos). Esa información retroalimentaría la base de datos de Terra Eolica, enriqueciendo la capa ambiental de esa región para cualquier futuro proyecto. Es casi como “cartografiar el cielo”.
En conclusión, la sinergia entre plataformas de planificación eólica (Terra Eolica) y tecnologías de monitorización avanzada (LiDAR, radar, IA) puede revolucionar la forma en que se proyectan los parques eólicos. En vez de reaccionar a los problemas, se anticiparán. Terra Eolica está posicionada para liderar este enfoque en España, convirtiendo lo que antes era un potencial enfrentamiento entre energía eólica y conservación en una colaboración: usando datos de conservación para mejorar la planificación eólica. Esto encaja plenamente con la filosofía de “renovables responsables” que tanto promueven expertos y ONG hoy día.
Según su propia descripción, Terra Eolica permite “identificar y evaluar ubicaciones óptimas” para parques eólicos reduciendo el tiempo necesario gracias a datos seleccionados y tecnologías de visualización. Básicamente, es un sistema de inteligencia geográfica que reúne en un solo portal la información relevante para emplazamientos eólicos: mapas de recurso de viento, redes eléctricas, uso del suelo, restricciones legales, etc. En lugar de que un desarrollador tenga que consultar múltiples fuentes dispersas, Terra Eolica consolida todo y aplica algoritmos para señalar las áreas más prometedoras bajo ciertos criterios.
Inicialmente, Terra Eolica se ha enfocado en aspectos técnicos-económicos (potencial eólico, cercanía a líneas eléctricas para conexión, relieve para accesos, etc.) y normativos básicos (por ejemplo, identificar si un punto cae dentro de una zona protegida oficial, lo cual descartaría esa ubicación). El siguiente paso lógico es integrar plenamente los datos de biodiversidad y rutas de aves/murciélagos en el análisis, y es aquí donde Terra Eolica puede jugar un papel pionero en la prevención de riesgos ambientales.
Imaginemos el proceso: un desarrollador entra en Terra Eolica para buscar áreas viables en, digamos, Castilla-La Mancha. El sistema le señala varias comarcas con buen viento y sin figuras de protección ambiental. Ahora bien, puede que alguna de esas comarcas esté en un corredor migratorio importante (aunque no sea un parque natural). Terra Eolica podría alertar de ese hecho si ha incorporado información ornitológica detallada. Este es precisamente uno de los enfoques en los que Terra Eolica puede ayudar a prevenir riesgos desde la fase de prospección, antes incluso de realizar una EIA formal:
- La plataforma podría incluir capas de datos como IBAs (Important Bird Areas) identificadas por SEO/BirdLife, zonas de campeo de especies amenazadas (por ejemplo, áreas de alimentación de águila imperial conocidas por radio-seguimiento), o mapas de sensibilidad avifaunística elaborados por la administración. De esa forma, aunque un sitio no sea legalmente una reserva, Terra Eolica avisaría “Atención: cercanía a dormidero de grullas” o “Área con alto paso migratorio de aves planeadoras en otoño”.
- Más aún, Terra Eolica podría impulsar investigaciones específicas de campo para cubrir vacíos de información. Por ejemplo, supongamos que detecta una zona con excelente viento y sin protección legal, pero de la que se sabe poco sobre paso de aves. Terra Eolica, en colaboración con expertos, podría llevar a cabo un estudio de movimiento de aves en esa zona para determinar si es segura. Aquí es donde entra la idea del escaneo LiDAR móvil avanzado ofrecido por Hamer Environmental u otras empresas.
Hamer Environmental y firmas similares son especialistas en estudios con radar y LiDAR para fauna. Un equipo portátil de radar/or LiDAR 3D se puede desplegar en un punto elevado de la zona de interés durante la migración de primavera y otoño. Estos equipos pueden detectar aves volando de noche, su altura, velocidad y dirección, generando datos valiosísimos sobre por dónde pasan la mayoría, a qué altitud cruzan, etc. Incluso, tecnologías en desarrollo combinan LiDAR de largo alcance con sensores acústicos para identificar especies de murciélagos en vuelo.
Integrando estos datos en Terra Eolica, la plataforma podría literalmente dibujar las “carreteras aéreas” de las aves migratorias sobre el mapa de viento. Así, zonas con buen viento que inicialmente parecían ideales podrían reevaluarse si resultan ser atravesadas regularmente por miles de aves. En cambio, otras zonas cercanas quizás ven muy poco tráfico aéreo y serían preferibles. Este enfoque proactivo va más allá de la simple restricción por áreas protegidas: usa ciencia de vanguardia para adelantarse a futuros conflictos.
Por ejemplo, Terra Eolica podría actualizar sus mapas tras una campaña de escaneo LiDAR en una comarca y marcar en color rojo los corredores detectados, en amarillo las zonas intermedias y en verde oscuro las áreas libres de paso. Un desarrollador usuario de Terra Eolica vería eso y podría decidir descartar los polígonos rojos desde el inicio, enfocando sus esfuerzos en los verdes donde habrá menos problemas en la EIA. Esto ahorra tiempo, dinero y previene proyectos controvertidos que puedan terminar rechazados.
Otra aplicación es en el tema murciélagos. Si Terra Eolica se alía con expertos batiólogos, podrían incorporarse datos como localización de grandes colonias de murciélagos o cuevas, o resultados de modelos de hábitat. Así, evitar situar parques cerca de cuevas importantes (reduciendo el riesgo de matar murciélagos residentes). Incluso se podrían hacer muestreos nocturnos con detectores en potenciales sitios e integrar la actividad de murciélagos registrada en la evaluación de ese sitio.
En esencia, Terra Eolica actuaría como un sistema de apoyo a decisiones con conciencia ecológica: no solo “Aquí hay viento y terreno disponible”, sino “Aquí hay viento y además bajo impacto ambiental proyectado”. Esto beneficiaría a todos los implicados:
- Desarrolladores: al usar Terra Eolica, enfocan su inversión en proyectos con altas probabilidades de permisos rápidos y sin sorpresas ambientales de último minuto. Evitan gastar en proyectos que luego se toparían con la oposición de ambientalistas o con EIAs desfavorables.
- Propietarios de terrenos: pueden ver en Terra Eolica si sus fincas están en zonas viables. Si además la plataforma indica baja sensibilidad ambiental, tendrán mayor tranquilidad de que un parque eólico en sus tierras no generará un conflicto ecológico o social.
- Inversores: cada vez más preocupados por criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), encontrarían en Terra Eolica un filtro inicial que alinee los proyectos con la conservación de la biodiversidad.
- Defensores de las aves: tendrían la garantía de que las mejores prácticas están incorporadas desde el diseño. Incluso podrían acceder (idealmente) a la plataforma para aportar datos locales o verificar que se están evitando hotspots de fauna.
No solo se trata de mapas. Terra Eolica también ofrece servicios de micrositing (diseño fino de la ubicación de cada aerogenerador). Ahí también puede incidir la variable ambiental: por ejemplo, dentro de un parque de 20 turbinas, quizás convenga desplazar 2 de ellas unos 500 m fuera de la trayectoria de vuelo de unos buitres entre dos cañones. Con los datos adecuados, el micrositing puede ajustarse para que las turbinas se coloquen en las “ventanas” entre rutas de aves.
En cuanto a la tecnología LiDAR móvil avanzada mencionada (tipo Hamer Environmental), conviene resaltar su valor innovador: a diferencia de un radar convencional, un LiDAR de largo alcance puede proporcionar trayectorias 3D muy precisas de aves y murciélagos en tiempo real. Imaginemos un futuro cercano en que Terra Eolica despliegue un camión con un LiDAR y un array acústico en un punto central de una zona candidata durante 3 meses. Al finalizar, se tendría un mapa de todas las trazas de vuelo detectadas, identificando si corresponden a aves (y hasta cierto punto qué tipo) o a murciélagos (vía sus ultrasonidos). Esa información retroalimentaría la base de datos de Terra Eolica, enriqueciendo la capa ambiental de esa región para cualquier futuro proyecto. Es casi como “cartografiar el cielo”.
En conclusión, la sinergia entre plataformas de planificación eólica (Terra Eolica) y tecnologías de monitorización avanzada (LiDAR, radar, IA) puede revolucionar la forma en que se proyectan los parques eólicos. En vez de reaccionar a los problemas, se anticiparán. Terra Eolica está posicionada para liderar este enfoque en España, convirtiendo lo que antes era un potencial enfrentamiento entre energía eólica y conservación en una colaboración: usando datos de conservación para mejorar la planificación eólica. Esto encaja plenamente con la filosofía de “renovables responsables” que tanto promueven expertos y ONG hoy día.
Conclusiones
El desarrollo de la energía eólica en España no tiene por qué estar reñido con la conservación de la biodiversidad, pero lograr su coexistencia armónica requiere ciencia, tecnología y voluntad de todos los implicados. Hemos visto que los aerogeneradores, si se ubican mal o se gestionan sin cuidado, pueden suponer una amenaza real para aves y murciélagos, afectando a cientos de especies y cobrando un peaje en poblaciones vulnerables. Sin embargo, también comprobamos que el conocimiento científico acumulado ofrece multitud de soluciones para eliminar o minimizar esos impactos: desde planificar evitando las zonas más sensibles, hasta equipar los parques con sistemas inteligentes que detectan fauna y frenan las turbinas, pasando por ajustes operativos tan simples y efectivos como parar en noches de poco viento.
España se encuentra en un momento decisivo donde la regulación y las prácticas están evolucionando rápidamente hacia un modelo de “renovables responsables”. La futura obligatoriedad de medidas de protección de avifauna y quirópteros en nuevos parques eólicos marcará un antes y un después, y herramientas como Terra Eolica contribuirán a que los proyectos nazcan ya con la compatibilidad ambiental incorporada de serie. Esta plataforma y las técnicas de monitoreo avanzado (radar, LiDAR, IA) ilustran cómo la innovación puede ser aliada de la ecología: conocer mejor el comportamiento de aves y murciélagos nos permite diseñar parques eólicos mucho más seguros para ellos.
Al final del día, la meta compartida es tanto frenar el cambio climático mediante energías limpias, como detener la pérdida de biodiversidad. Ninguno de esos objetivos es prescindible; han de lograrse conjuntamente. Como señaló la ecóloga Sara Weaver, “podemos llegar a una solución, pero requerirá que absolutamente todo el mundo esté en la mesa”: ingenieros, biólogos, administraciones, empresas, comunidades locales. Esa conversación y colaboración multi-actor ya ha comenzado y debe intensificarse.
Para los propietarios de terrenos, desarrolladores e inversores, apostar por proyectos eólicos bien concebidos, con respeto a la naturaleza, significará menos obstáculos, más aceptación social y probablemente mejores resultados a largo plazo. Para los defensores de las aves, implica reconocer que la energía eólica es parte de la solución climática que beneficiará a la fauna en general, y por tanto enfocarse en mejorarla y no simplemente bloquearla.
En síntesis, la energía eólica puede prosperar en España sin menoscabar nuestra rica biodiversidad si aplicamos el conocimiento disponible. Un parque eólico ideal del futuro será aquel que esté ubicado en un lugar óptimo, donde apenas crucen aves de valor; que en su operación diaria “vea” a los buitres o águilas venir y se detenga para dejarles paso; cuyas palas y torres tengan diseños disuasorios; que en noches de verano duerma para no molestar a los murciélagos; y que aun así genere abundante energía limpia para nuestros hogares. Ese futuro es posible y está en marcha. Con iniciativas como Terra Eolica, el uso inteligente de la tecnología y las mejores prácticas europeas, España puede liderar una transición ecológica doblemente verde: en energías renovables y en compromiso con la naturaleza.
España se encuentra en un momento decisivo donde la regulación y las prácticas están evolucionando rápidamente hacia un modelo de “renovables responsables”. La futura obligatoriedad de medidas de protección de avifauna y quirópteros en nuevos parques eólicos marcará un antes y un después, y herramientas como Terra Eolica contribuirán a que los proyectos nazcan ya con la compatibilidad ambiental incorporada de serie. Esta plataforma y las técnicas de monitoreo avanzado (radar, LiDAR, IA) ilustran cómo la innovación puede ser aliada de la ecología: conocer mejor el comportamiento de aves y murciélagos nos permite diseñar parques eólicos mucho más seguros para ellos.
Al final del día, la meta compartida es tanto frenar el cambio climático mediante energías limpias, como detener la pérdida de biodiversidad. Ninguno de esos objetivos es prescindible; han de lograrse conjuntamente. Como señaló la ecóloga Sara Weaver, “podemos llegar a una solución, pero requerirá que absolutamente todo el mundo esté en la mesa”: ingenieros, biólogos, administraciones, empresas, comunidades locales. Esa conversación y colaboración multi-actor ya ha comenzado y debe intensificarse.
Para los propietarios de terrenos, desarrolladores e inversores, apostar por proyectos eólicos bien concebidos, con respeto a la naturaleza, significará menos obstáculos, más aceptación social y probablemente mejores resultados a largo plazo. Para los defensores de las aves, implica reconocer que la energía eólica es parte de la solución climática que beneficiará a la fauna en general, y por tanto enfocarse en mejorarla y no simplemente bloquearla.
En síntesis, la energía eólica puede prosperar en España sin menoscabar nuestra rica biodiversidad si aplicamos el conocimiento disponible. Un parque eólico ideal del futuro será aquel que esté ubicado en un lugar óptimo, donde apenas crucen aves de valor; que en su operación diaria “vea” a los buitres o águilas venir y se detenga para dejarles paso; cuyas palas y torres tengan diseños disuasorios; que en noches de verano duerma para no molestar a los murciélagos; y que aun así genere abundante energía limpia para nuestros hogares. Ese futuro es posible y está en marcha. Con iniciativas como Terra Eolica, el uso inteligente de la tecnología y las mejores prácticas europeas, España puede liderar una transición ecológica doblemente verde: en energías renovables y en compromiso con la naturaleza.